sábado, 27 de junio de 2009

MAÑOSERÍAS la locura del poder

“¡Abajo las mañoserías!” gritaba Julio Bueno en la Plaza del Teatro confrontando a los manifestantes que en su contra allí nos reunimos. Por un segundo nos quedamos perplejos quienes estábamos con pitos, tambor, tuba y carteles protestando contra uno de los más hábiles manipuladores de los recursos públicos para el arte y la cultura: el maestro Bueno.

Fue un segundo de paradoja que nos develó el grado de locura que conlleva la ambición por el poder. Patético. Y la respuesta fue sencilla, en los mismos términos, clara y directa como suele ser en una protesta política: “¡Abajo los mañosos del Teatro Sucre! ¡Abajo la privatización de la cultura!”.

Si, la cultura se privatiza desde hace mucho tiempo y esta absurda tendencia, propia del neoliberalismo, la criticamos y rechazamos ahora, en un momento concreto, en la administración de la Fundación Teatro Nacional Sucre y su obsesivo monopolio. Lo hacemos un colectivo de artistas, gestores de la cultura, comunicadores, ciudadanos y ciudadanas que hemos decidido hablar claro; porque esto de expresarse artísticamente de manera muy “amplia”, sin feos panfletos, sin mezclarse con la política, sin herir susceptibilidades, sin arriesgar las hipócritas relaciones con los que tienen el poder y sin irse en contra de los valores eternos de la belleza, es una patraña. Una gran farsa que ciertos sectores de la sociedad han estado imponiendo desde hace siglos y ha continuado en la ciudad de Quito a través de la complicidad de sus alcaldes, exactamente de Jamil Mahuad y Paco Moncayo.

Producto de esto es un pueblo que pasa de largo viendo los autos que se arremolinan alrededor de un gran evento: con democráticos adornos e incluso guardias, los espacios están cercados más que protegidos y se establece una clara diferencia entre cultos y no cultos, entre arte y no arte, entre esto es teatro y esto no es teatro, entre estos entran al cocktail y estos no entran.

Por eso abandonamos un rato la poesía y decidimos protestar en la Plaza del Teatro, porque estamos hartos del maltrato a los artistas en el Teatro Sucre y nuestra condición de instrumentos para el éxito de ciertos politiqueros, molestos con los despidos intempestivos, con la mentira, asustados con la forma en que disimulan el manejo de los fondos en sus declaraciones, realmente desconcertados con el engaño al público; porque nuestra dignidad no puede ser pisoteada por ningún tiranillo oportunista por más mañoserías que haya logrado tejer. Quizás engañe a ciertas autoridades del gobierno, pero a nosotros no.

El asesor de Julio Bueno, Hernán Vásquez ensayando su mejor sonrisa para que se pudiera observar desde cualquier lugar de la Plaza, no tuvo respuesta más inteligente que la amenaza: “Todos estos ya se jodieron”. No sé con precisión qué es lo que él o su patroncito puedan hacer en contra de quienes usamos nuestra derecho a la resistencia a un sistema podrido por sus propias bajezas, porque el sacar los parlantes y poner su deformada ópera a todo volumen para callarnos, no fue suficiente: allí nos mantuvimos y allí nos escucharon, en ese y en otros espacios nos vamos a mantener, en esta lucha continuaremos, cortándoles la salida a estos burócratas que se aprovechan del arte para réditos personales y cada vez serán más los que se van a juntar, serán más los que pierden el miedo, la convocatoria se expande en todo el país, porque un salario no vale tanto como la dignidad del artista ecuatoriano.


Rodrigo Ponce

Había una vez un señor de apellido Bueno...

ACCIÓN POR EL DERECHO DE LOS ARTISTAS A LA RESISTENCIA

24 de Mayo 2009

17h30

PLAZA DEL TEATRO, QUITO



Para recuperar la dignidad libertaria del 24 de mayo, un colectivo de artistas que reúne a diferentes grupos, organizaciones y gestores de la cultura -sin filiación política partidista- hemos decidido realizar en esta fecha una acción de resistencia en la Plaza del Teatro de Quito a las 17h30.

Nuestra protesta se dirige contra una política cultural viciada de la cual la ópera Manuela y Bolívar es un triste ejemplo. Presentada por la fundación de derecho privado Teatro Nacional Sucre como un supuesto homenaje a la Batalla del Pichincha, esta obra burla símbolos de la patria y la quiteñidad como son Simón Bolívar y Manuelita Sáenz, pues detrás de una gran campaña promocional se ocultan irregularidades, entre las cuales está el haber pisoteado los derechos de autor de la puesta en escena original además del maltrato a ciertos artistas del Teatro Sucre.

La fundación de derecho privado Teatro Nacional Sucre, dirigida por Julio Bueno, ha protagonizado recientemente otras acciones vergonzosas como el ingreso de dos camiones de policías al Conservatorio Nacional de Música de Quito para relevar a las autoridades de esta institución educativa a título de una pretendida reestructuración que desconoce los procesos de reestructuración que ya estaban en marcha en el Conservatorio.


Por otra parte, dicha fundación alquiló los equipos del Teatro Sucre para la campaña política de Paco Moncayo y Antonio Ricaurte y desmanteló la Banda Sinfónica Metropolitana, entre otras irregularidades, algunas de ellas ya señaladas por la Contraloría General del Estado en un informe.

Por esta razón convocamos a artistas y a toda la población a asumir su rol histórico ciudadano el domingo 24 de mayo de 2009 y manifestar su rechazo a una conducción arbitraria de las instituciones culturales en la que se manejan las expresiones de la cultura y los bienes públicos que pertenecen a la ciudadanía como vehículos para obtener réditos políticos.

viernes, 19 de junio de 2009

Protesta durante la Opera manuela y Bolívar





LA VERDAD SOBRE EL SR. JULIO BUENO

Hace más de cuatro años, (el 20 de Marzo de 2005) el Ministerio de Educación y Cultura aprobó el estatuto de la fundación de Derecho Privado, Fundación Teatro Nacional Sucre, desde ese entonces el Sr. Julio Bueno y el Municipio de Quito se apoderaron de la Administración del emblemático Teatro. Tal parece que las horas de Julio Bueno en la fundación privada están contadas y empieza a buscar donde meter mano, se rumorea que se esta palanqueando un cargo de esos bien altos, por eso es que ahora, el señor Bueno se autoproclama funcionario público y anda de invitado en las cadenas radiales junto al vicepresidente Lenin Moreno.

El sr. Bueno, en su articulo "La verdad sobre el Conservatorio Nacional de Musica afirma: "Soy un funcionario publico que rindo cuentas e informo de mis labores". ¿Desde cuando un funcionario publico trabaja para una fundación de derecho privado? No nos confundamos en ser una persona pública con ser un funcionario público. Esta claro que esa es una mas de las argucias jurídicas a las que nos tienen acostumbrados los socialdemócratas y demócratas populares de la administració n municipal que fenece. Acordémonos de cómo nos han confundido con las famosas tasas y los famosos impuestos para hacer que la plata que pagamos TODOS en el aeropuerto sea administrada PRIVADAMENTE por una de las tantas empresas de las que se crearon (Quiport, Innovar.uio, Vida para Quito, Empresa del Centro Historico, Corpaire, etc.) para administrar "eficientemente" a esta querida ciudad. De tal manera que señor Bueno, sabemos como se manejan las cosas administrativas que no quiere que salgan a la luz. Caso contrario demuestre mediante que concurso público se le otorgo el cargo que actualmente ostenta. Fue solo dedazo, padrinazgo y componenda. No hubo ningún concurso y usted esta allí solo por palancas. De tal manera que el señor Bueno nada tiene que ver con la cosa pública, su ámbito de acción es lo PRIVADO y sus competencias se deben limitar ha hacer quedar bien, como lo ha venido haciendo, a las millonarias empresas que lo auspician (Diners Club-Grupo Fidel Egas), los grandes hoteles (Hilton), la curia de la iglesia católica y desde luego a los políticos con los que trabaja. Antes fue con el FADI, Frente Amplio de Izquierda, La Democracia Popular, en época de Jamil Majahuad Witt, primo de los hermanos Mora Witt, y claro con la Socialdemocracia y el general a quien sirvió eficazmente y desde luego a los señoritos de la nube rosada que siguen a Ricaute y al mismo tiempo mantiene excelentes relaciones con el Vicepresidente de la Revolución Ciudadana y el secretario particular del presidente, Galo Mora Witt.

No nos vamos a olvidar que el señor Julio Bueno Arévalo fue el que maquiavélicamente diseño el plan para privatizar las actividades culturales del Municipio del Distrito Metropolitano de Quito, cuando junto a la Señora ELSA de MENA (de ingratísima recordación para los artistas municipales) se tomaron todas las agrupaciones que el Municipio tenia, también entonces proclamo de que se trataba de una reestructuració n y los Consejales Gonzalo Ortiz Crespo, Andrés Vallejo, Antonio Ricaute y desde luego el General Moncayo apoyaron su diseño y se llevaron todo a que sea administrado "eficientemente" desde la Fundación Municipal de derecho Privado Teatro Nacional Sucre y el señor Miguel Mora, Director de Cultura del Municipio (hermano del secretario particular del Presidente de la Revolución Ciudadana y guitarrista del grupo Pueblo Nuevo) solo pudo decirles gracias porque él fue el mas favorecido pues ya no tenia que cumplir con el tedioso trabajo de ser el administrador de todos esos grupos musicales: La Banda Sinfónica Metropolitana, La Orquesta de instrumentos Andinos, El Coro Ciudad de Quito, El Grupo Yavirac, El Ensamble de Guitarras y fue así como desmantelaron la Unidad de Desarrollo y Difusión Musical del Distrito Metropolitano de Quito y desde entonces todo esta en manos de la Fundación de Derecho Privado Teatro Nacional Sucre.

"Mis detractores, así como todos los que intervienen en el quehacer musical del Ecuador, conocen las reiteradas opiniones que he vertido sobre dos problemas que aquejan las instituciones musicales públicas del país desde hace mucho tiempo: ninguna de ellas está cumpliendo su labor con calidad y todas se han convertido en hacienda de grupos familiares-amigos que, a lo interno, se reparten los cargos, las prebendas y el manejo. A lo externo, se genera pluriempleo entre familiares y amigos perpetuando así la mediocridad y el nepotismo. El Conservatorio no es ajeno a lo dicho."

La eficiencia es otra de las grandes virtudes que argumenta el señor Bueno y señala que ha desplegado más de 540 eventos en el año 2008 gracias a su eficiente labor como administrador cultural pero la verdad es completamente distinta:

Primero, es muy fácil autoproclamarse eficiente y mas aun cuando se tiene los recursos económicos, la infraestructura y los recursos humanos necesarios para echar a funcionar una maquinaria artística. El municipio y todas las organizaciones que forman la Fundación Teatro Nacional Sucre aportan elevadas cantidades de dinero anualmente al funcionamiento de un teatro que esta en perfectas condiciones y se encuentra equipado con tecnología de punta. Es decir, hay mucho dinero e infraestructura de por medio, lo cual difícilmente puede ser manejado ineficientemente. Seria mucho más eficiente manejar el elefante blanco sin los recursos que tiene, tal como hacen muchos trabajadores del arte que sobreviven en base a su esfuerzo tenaz y a la lucha que diariamente enfrentan con creatividad y talento. Sino preguntémosle al "Miche" que hace de su escenario el parque El Ejido, de su publico el transeúnte y de su oficina la yerba verde, sin el respaldo de grandes firmas (Diner Club) y sin los fondos anuales de las empresas que usan los fondos del pueblo para repartir (FONSAL) como que fueran dueños ilimitados. O preguntemos a los bailarines del frente de danza independiente si reciben la ayuda estatal o si Wilson Pico tiene todas las comodidades que ostenta el señor Bueno que a costa del trabajo de los artistas a los que explota vive en su mundo de mercader del arte en las oficinas mas lujosas del emblemático teatro. Muchos artistas desarrollan espacios de trabajo en base a su esfuerzo y talento y no le deben nada al sistema de privatización del modelo neoliberal del cual el Sr. Bueno es el representante mas puntual.

El señor Bueno menciona y se siente orgulloso de los 540 eventos que ha realizado "eficientemente" en el año 2008 y seguramente muchas autoridades y publico incauto así lo pensaran pero nada esta mas alejado del verdadero propósito de la difusión cultural en la ciudad y de las verdaderas necesidades culturales del ciudadano común que no encuentra el beneficio de los eventos y la cultura de la eventualidad y lo momentáneo, porque las prioridades cotidianas van mas allá de los eventos. De tal manera que lo momentáneo es solo para calmar y no para solucionar. Sino preguntémonos en los ocho años y los millones de dólares invertidos en el Festival Internacional de Musica Sacra cuales han sido los logros obtenidos a nivel educativo, social, cultural e incluso a nivel de lo intangible y lo religioso. Ni un solo grupo ecuatoriano se ha consolidado en este festival, no existe ningún escuela musica sacra en el Ecuador a partir del festival y ningún aporte significativo ha sido hecho en el plano de la investigación y creación musical todo a quedado en el manejo con mentalidad turística para atraer gente a los restaurantes e iglesias del centro histórico. De tal manera que los procesos a largo plazo, de desarrollo sostenido y mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes de la ciudad no representan nada en la administració n del sr. Bueno y en la de los socialdemócratas que van de salida del municipio, pero si, los eventos de relumbrón que llamen la atención y desde luego el numero de los mismos.

Ojala que el señor Augusto Barrera flamante alcalde electo de Quito no se deje manipular por los mismos de siempre y busque alternativas que le permitan independizar al manejo cultural de Quito del grupo lojano Bueno-Mora Witt-Palacios que ya tiene un sitio muy indigno en la cultura de nuestra ciudad. De todas maneras estaremos vigilantes a través de las veedurías ciudadanas para que no se vuelvan a repetir los padrinazgos, las componendas y los manejos al puro estilo lojano que engendró hace ya muchos años el tristemente celebre maestro lojano Edgar Palacios quien supo instalarse en nuestra ciudad y en las instancias de poder a punte serenata y copa en mano para obtener réditos personales y cargos que se han ido heredando como en el Consejo Provincial de Pichincha en donde el sr. Lenin Palacios (hijo de Edgar) continua la dinastía imperecedera e inmoralmente. Esas son las practicas inmorales que rechazamos, esas son las argollas a las que combatimos y combatiremos hasta erradicarlas de la faz de esta ciudad libertaria. Si los Julio Bueno continúan en los alrededores del Municipio de Quito, del Conservatorio Nacional y del Ministerio de Cultura, los Palacios en el Consejo Provincial y Conservatorio Nacional a través de los Cárdenas Palacios, los Mora Witt en el Ministerio de Cultura y en el Municipio y si las Rosangela Adoum y las Rosana Iturralde siguen en los circuitos culturales que manejan la cultura de este país lo único que construiremos es una Revolución Ciudadana huérfana de participación ciudadana y posiblemente lograremos si el país de papel de que tanto hablo el también lojano Benjamín Carrión.

Exigiremos y lucharemos para que se impongan los procesos a largo plazo con objetivos claros y metas visibles en las que participen todos los actores culturales y para que esos procesos sean democráticos y abiertos. Lucharemos incansablemente para hacer de cada ciudadano de Quito un "Quiteño Libre".

Eugenio Espejo.

Rosangela Adoum:cómplice,diputada y Ministra de Mahuad. Ahora en la Vicepresidencia

TEATRO EN DEMOCRACIA el juego con los símbolos patrios

Rodrigo Ponce



Cuando Margot Berthold señala en su Historia Social del Teatro que "Clístenes , señor de Sikyon desde el 596 A .C., transfirió estos `coros de machos cabríos' a Dionisio, dios favorito del pueblo ático, por razones políticas", nos da otra dimensión, mas real y mundana del progreso del arte teatral. Pues sí, esos "cultos a la fertilidad de los sátiros danzantes (…) estaban originalmente consagrados al héroe argivo Adrastos, el tantas veces cantado rey de Argos y Sikyon (…)", pero el nuevo gobernador de esta ciudad decidió por conveniencia propia redireccionar la fiesta a un personaje más popular: el dios Dionisio y ganarse así el favor de su gente.

Aunque este dato nos borre esa visión un tanto romántica de que el teatro surgió con Tespis y su carreta (también, según Berthold, una imprecisión histórica), forjándonos una imagen casi mágica similar al descubrimiento del fuego, nos proporciona en cambio una concepción más amplia para entender nuestra actualidad teatral.

La conducción de espacios de desarrollo de la cultura y/o de producción artística en las ciudades ecuatorianas del siglo XXI, debería superar la visión decadente de la democracia griega; aquella de una administración antojadiza y tendenciosa por señoríos que se transmiten el poder de generación en generación, de familia en familia. Esta mala costumbre, que bordea la perversidad, significa la persistencia de una visión hegemónica del arte (o en nuestro caso, del teatro) y de algo aún más peligroso: la manipulación de símbolos que justifican una estructura conceptual del mundo, de las relaciones sociales, de la economía.

Cuando Melvin Hoyos, en la inauguración del 9no. FAAL (Festival de Artes al Aire Libre de Guayaquil) ubica a este como el más importante del Ecuador y un referente en Latinoamérica, no es que miente groseramente, sino que miente intencionalmente por razones políticas. Él, como uno de los historiadores, defensores y protectores de la antigua, la presente y la (ojalá nunca llegue) nueva oligarquía guayaquileña, necesita construir forzosamente un imaginario para el pueblo; aquel que masiva y controladamente visita el malecón (un espacio diseñado por la clase mencionada que tiene el poder) de su ciudad y de esta manera ganarse la simpatía en rodillas del ciudadano "madera de guerrero", tal como lo denomina el alcalde re-electo para infundirles ánimo un poco antes de las votaciones democráticas. Y de esta manera se gana el favor con aquello que la mentalidad de los latifundistas permite ofrecer, casi como beneficencia: un evento de mediana calidad enmarcado dentro de las "buenas costumbres".

La democracia en las ciudades autónomas griegas no era para todos: unos la disfrutaban y otros eran sus esclavos, unos asistían a grandes discusiones políticas, filosóficas y poéticas, pero otros y otras no; el teatro era asequible para todos aquellos considerados como ciudadanos, mientras los esclavos, sin igual derecho, mantenían sus casas limpias, el alimento listo en la mesa y sus camas preparadas. ¿Quiénes, de todos sus habitantes, tenían acceso al conocimiento allí producido? ¿Quiénes están hasta este siglo, relegados de todo ese conocimiento?

El monopolio de la información (dentro de esto los procesos educativos), a través de los mass-media, asegura la supervivencia de quienes los poseen y el orden que imponen. Ellos justifican cuando la guerra es válida, cuándo es santa y cuándo es terrorismo.

La independencia de los pueblos americanos del imperio español, culminó con el nacimiento de lo que hoy vivimos como Ecuador. Y aunque esto ya lo sabemos desde la escuela, es un referente para pensar sobre el peso que tiene en nuestra identidad para la mayoría de los mestizos ecuatorianos, esa lucha, sus personajes, sus signos, inclusive sus anécdotas. De ahí su denominación de "símbolos sagrados patrios". Es decir, siempre se hace necesario analizar el manejo que de estos se hace en los medios de comunicación, en las instituciones de cultura o en espacios artísticos públicos, en medio de la actual democracia que predomina en Ecuador, considerándola a ésta, quizás la parte más avanzada de un proceso de búsqueda de libertad e igualdad para una convivencia civilizada.

Habría que examinar quiénes han construido y de qué manera la democracia en nuestro país. Pero en cuanto a representación artística se refiere, la ópera "Manuela y Bolívar" del compositor Diego Luzuriaga puede o podría ser un gran aporte a la discusión de los elementos que construyen nuestra identidad. Sin embargo, se ha reducido a dos posturas típicas de un postmodernismo tardío (como siempre llegan los istmos y modas al Ecuador): Una es la del músico que da su visión muy personal y cuasi romántica de un hecho político, destacando sólo el amor trágico de dos líderes de la independencia de nuestro país y así, haciéndose oídos sordos a la complicada realidad en una especie de impotencia y pesimismo generacional, con un reencauchado "laissez faire, laissez passer". La otra es peor: ese pesimismo , producto de una débil postura política combinada con una frustración artística, se convierte en un "agarra lo que puedas, ya que las ideologías se acabaron" y entonces, el espectáculo sobre Manuela Sáenz y Simón Bolívar, es simplemente la oportunidad de obtener réditos personales ya que es un éxito seguro, pues, dada su importancia histórica, "es un tema actual y va a tener mucha asistencia de público", el cual, aunque está cansada de las telenovelas en casa, desea ver una en vivo y en directo. La gente sale llorando por la muerte de los amantes y el dueño del teatro sale riendo porque añade a su background un éxito más, de un tema que, despojado de su connotación histórica (rebajada al máximo su conflictividad), le sirve de mucho para obtener algún puesto en cualquier gobierno democrático… Incluso, con pequeños cambios de texto y vestuario, en cualquier dictadura.

Dentro de la actual democracia del capital, donde la libertad de mercado es la ley máxima, pues en ella el consumidor es quien gana, la norma ética del artista que se entrega en el escenario a pesar de todo, pasa a ser la apabullante exigencia "the show must go on", donde se esconden tras telones todas las decisiones políticas (sobre relaciones humanas) que se han tomado para llegar a la noche del estreno de "Manuela y Bolívar": irrespeto a la autoría de la puesta en escena, maltrato a los artistas, etc; todo con el objetivo de que el director del teatro, el señor Julio Bueno, salga triunfante después de ocultar su administración caótica del Teatro, que por si aquello fuera poco, lleva en su nombre grandes epítetos que evocan la patria: Nacional Sucre.

A principios de los años 80, la guerra entre dos gobiernos democráticos levantó el furor de sentimientos nacionalistas, tocó heridas no cerradas que una educación tradicionalista inculcó en nuestra mente, en nuestra autoestima como ecuatorianos. Esto permitió a los integrantes del "Pueblo Nuevo", supuestamente militantes de izquierda y de una visión progresista, apoyar la guerra de intereses burgueses y promover la idea fanática de "Paquisha un nombre en la historia de dignidad que nunca morirá", movilización útil para todos los gobiernos de derecha que han gobernado "a mi lindo Ecuador". Gracias a una habilidad de relaciones públicas, están ahora bien entroncados en el poder, manejando su "país canela hacia la libertad".

Y podría seguir así sumando lindas frases que por lo común inundan el pecho de fervor cívico para aplaudir a nuestros señores directores de la cultura, quienes manejan según su propia conveniencia, escenarios, pantallas, plazas, casas de la cultura, parques, etc. con toda la libertad de ciudadanos elegidos por su habilidad de crear símbolos que gustan al pueblo pero que no lo encaminan hacia la subversión del orden, sino todo lo contrario lo mantiene alegre y feliz, "optimista" para el día a día en un país poseedor de una gran biodiversidad… Son los ciudadanos elegidos, ahora acomodados al lado de un presidente que vive su impronta de la izquierda en medio de unos folcloristas aburguesados, mientras otros son los que simplemente los ven y les tienen sus casas limpias.

No sé exactamente cuánto ha avanzado la democracia, o, si es que realmente está avanzando, hacia dónde lo hace. No sé aún con precisión en qué punto de la historia del teatro ecuatoriano estamos, pero lo que sí está claro es que muchas conveniencias políticas están de por medio y que si bien el discurso teatral no se escribe solo por catarsis, puede ser un inspirador para descubrir, desbaratar y rehacer las relaciones sociales-económicas evidentemente injustas en las cuales vivimos debido al manoseo patriotero de nuestro ideales.



Rodrigo Ponce